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Sentir nervios antes de un examen o una prueba práctica es una reacción completamente natural. La anticipación, la presión por obtener un buen resultado o la importancia de la evaluación pueden generar tensión física y mental. Sin embargo, cuando esa ansiedad es demasiado intensa, afecta al rendimiento, a la toma de decisiones y a la capacidad de concentración. Por ello, es fundamental aprender a gestionarla adecuadamente, especialmente en pruebas prácticas que requieren precisión, como ocurre en la formación impartida en ENSSAP.
Comprender el origen de los nervios es el primer paso para controlarlos. En la mayoría de los casos se deben al miedo a fallar, a la sensación de no estar suficientemente preparado o a la presión que proviene del propio alumno o de su entorno. Reconocer estas causas permite abordarlas de manera más eficaz y reduce la percepción de amenaza.
Una de las técnicas más útiles para calmar la mente antes de una prueba es la respiración controlada. Realizar varias series de respiraciones profundas, lentas y regulares ayuda a reducir el ritmo cardiaco, relajar la musculatura y equilibrar el sistema nervioso. Aplicar esta técnica unos minutos antes del examen contribuye a disminuir la tensión física y favorece una mayor claridad mental.
Otra estrategia eficaz es la visualización positiva. Consiste en imaginar la realización de la prueba de forma correcta, ejecutando cada paso con seguridad y finalizando con un buen resultado. Este ejercicio permite reducir el miedo anticipatorio y refuerza la confianza personal. Muchos profesionales que trabajan bajo presión utilizan la visualización como parte de su entrenamiento mental diario.
La forma más efectiva de disminuir los nervios es una preparación sólida. Estudiar con planificación, practicar las maniobras o contenidos evaluados y revisar los errores con calma proporciona una base que elimina gran parte de la incertidumbre. Cuando el alumno sabe que ha dedicado el tiempo necesario y domina la materia, la ansiedad disminuye de manera significativa.
El propio día de la prueba también influye en el nivel de ansiedad. Llegar con suficiente antelación, evitar las prisas, preparar previamente el material necesario y mantener una rutina ordenada reduce el estrés añadido. Asimismo, no se recomienda realizar repasos intensos en los minutos previos, ya que pueden generar sensación de bloqueo.
Sentir nervios no es un signo de debilidad; es una respuesta normal ante una situación exigente. El objetivo no es eliminar la ansiedad por completo, sino impedir que interfiera en el rendimiento. Con técnicas adecuadas de regulación emocional y una preparación conscientem los nervios pueden convertirse en un impulso positivo que ayuda a mantener la concentración.
En ENSSAP trabajamos tanto la parte técnica como la gestión emocional en las pruebas prácticas. Mantener la calma bajo presión es una habilidad esencial, no solo para superar un examen, sino para desarrollar un desempeño profesional seguro y eficaz.
